FELIPE
BOZZANI
historia natural de la destrucción
más que del hombre
Hay que cuidarse,
de las puertas cerradas
de los ojos que miran por las persianas
cada hora que pasa
hay que cuidarse
cada vez más
de los hombres detrás de las jaulas
entre ceja y ceja
como una voz que se repite y renueva los dientes;
hay que cuidarse
de la boca hay que cuidarse
de los dientes
cuando se abren
cada vez más grandes
de los labios
cada vez que mienten
cada vez más
de cada palabra
de cada boca mal pronunciada
hasta el último día
hay que cuidarse
de las paredes
que esconden miradas
de todo lo que muerde
hay que cuidarse
instintivamente
pero por sobre todo
hay que cuidarse
de los gorilas
gritando
salvajes.
historia natural de la destrucción
2015
un sentido de cinco
no gracias,
Me había preguntado cómo era posible volver. Cómo después de esa mirada, era posible pronunciarse con la misma voz. Hablar así era como quitarse el ahora, como intentar repetir el tiempo de nuestro ahora. Pero ya la cama, quieta antes que revuelta, quieta después que revuelta, nos mostraba la dificultad de aquel término. Volver. Acaso mover las miradas hacia la cama, repetir una y otra vez el destiempo entre dos cuerpos; y colocárse de nuevo en ese espacio donde vos,
yo,
ahora,
antes
habíamos decidido no volver a dejarnos quietos. Pero el tiempo, el mismo que hay detrás de toda cama (ahí arriba, como una alarma), se detiene revolcándose con nosotros ahora hace ya dos horas,
hace ya tantas horas,
hace ya un mismo, y otro, distante ahora, y es incapaz de contestarte y vuelve a pronunciarme con otra voz tu distinta hora.
un sentido de cinco
2015
publicaciones nórdicas
el sillón de las utopías verdaderas
en este mismo asiento y con este mismo libro
que tengo en la falda
ahora,
escribí
cosas extrañas
que nos encontraban en tu boca.
ahora,
desde aquel entonces y éste,
sólo alejados por el paso de la historia,
han pasado meses
que no se dejan escribir
y la sólida manía
de cosas extrañas (pero mudas)
que no han encontrado tu boca,
pero yo sí.
publicaciones nórdicas
2014
tres jueves
¡repite eso de nuevo!
Alguien te vio probar el anillo de Fideas.
Rubíes y desierto.
Flechas de Baco.
Ayer creía ver entre un ojo despierto,
una figura desnuda (tu cuerpo destapado)
rodeándose,
con cierta soltura (Delfos corría).
Me preguntaron cómo podría perpetuarse
(la ilusión. Lejos algo lejos)
para conocer el amuleto.
Apolo, Venus.
Contagiarse y ambrosía.
¿Es verdad que hubo tempestad,
que hubo caída
y reconquista del Nilo?
Amor, ay, ese extraño personaje
soy yo
queriendo volverme hacia vos
y poder...
decime,
¡no ha sido locura!